viernes, 27 de enero de 2012

Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza ( Motril 1910 )


Levantado sobre las ruinas de un castillejo nazarí que fue residencia de la reina Aixa Alhorra, madre de Boabdil, el templo se empezó a construir en 1631, según el proyecto de Isidro de la Chica, con planta de cruz latina y una sola nave.
Parcialmente destruido durante la Guerra Civil, fue restaurado en el segundo tercio del siglo XX respetando su antigua estructura.
La restauración se culminó en los años sesenta añadiendo el retablo del escultor motrileño Manuel González Ligero, en el que se sintetizan los valores de la tradición motrileña con respecto a la leyenda y culto de la Virgen de la Cabeza, patrona de la ciudad.

domingo, 22 de enero de 2012

Cuesta de los Chinos ( 1880 )


La denominación de Cuesta de los Chinos es popular, aunque reciente (comienzos del siglo XX), originada por el empedrado que se realizó, hacia 1910, en su tramo más urbano. Su denominación oficial es Cuesta del Rey Chico, nombre derivado de la leyenda según la cual, Aixa, madre del rey Boabdil (apodado el rey chico) le facilitó la huída por esta vía para reunirse con las tropas rebeldes contra su padre, que estaban reunidas en la ciudad. Históricamente ha recibido otros nombres, como Cuesta de los Molinos, por haber en su tiempo varios, o de los Muertos, por ser el camino hacia el nuevo cementerio, en el siglo XIX.La cuesta recorre el antiguo Barranco de la Aikibía, que separa las colinas en las que se sitúan la Alhambra y el Generalife. Se inicia en el río Darro, que se cruza por el Puente del Aljibillo, y comienza a ascender entre algunas viviendas. Una vez que se introduce en el barranco, la cuesta se encuentra flanqueada, por su margen derecha, por los restos de un molino y las murallas de la propia Alhambra, y por la izquierda por los balates de las huertas del Generalife, situadas a bastante altura.
Hasta mediados del siglo XX, no existía conexión directa entre Alhambra y Generalife, por lo que el paso entre ambos lugares se hacía históricamente a través de la Cuesta de los Chinos. Tras dejar a la derecha las basas de la Torre de las Damas del Partal, encontramos un bastión, de época cristiana con una puerta, conocida como Puerta de Hierro. Este bastión y puerta, dan acceso a un recinto de caballerizas y a la llamada Puerta del Arrabal, bajo la Torre de los Picos, que era la salida original de los Palacios hacia el Generalife. En la margen izquierda, y casi a la misma altura, se inicia un callejón entre tapias, cerrado con cancela, que es de origen nazarí y que lleva hasta el mismo Palacio del Generalife, cruzando las huertas. Este camino, se encuentra en muy buen estado de conservación.


La Cuesta continúa bordeando la muralla, junto a un arroyo formado por las aguas sobrantes de riego, vertidas desde el recinto palaciego, vigilada por las torres del Qadí, de la Cautiva, de las Infantas y del Cabo, antes de pasar por debajo del acueducto de entrada de la Acequia Real a la Alhambra y desembocar cerca de la Torre de los Siete Suelos, donde se encuentra la puerta de Bib Algodor (o Bab al-Gudur, es decir, puerta de las albercas), que era el acceso usual a la medina de la Alhambra, y por la que entraron las tropas castellanas tras la capitulación de la ciudad. Tras la apertura de la nueva Puerta de los Carros, en 1525-1536, para facilitar la entrada de materiales para la construcción del Palacio de Carlos V, Bib Algodor permaneció habitualmente cerrada.

jueves, 5 de enero de 2012

Palacio de Bibataubin ( 1885 )


El nombre de Bib-Atebin o Bab al-Tawwabin se traduce como puerta de los Ladrilleros o de los Penitentes según otras fuentes, ya que al perecer existían varios morabitos construido en las inmediaciones de la edificación. Unos autores atribuyen la construcción de la fortaleza al primer monarca de la dinastía nazarí Muhammad Ibn Yusuf ibn Nasr, también conocido como Ibn al-Ahmar (1273). No obstante, otros autores plantean la posibilidad de que al menos esta línea de muralla ya existiese en época almohade.

Tras la conquista castellana los Reyes Católicos ordenan reforzar la fortificación, dotándola de foso y puente levadizo, el castillo queda adscrito a la jurisdicción de la Alhambra. En documentos fechados en 1590 encontramos una de las primeras representaciones gráficas de castillo. Viéndola en detalle podemos apreciar cómo se sitúa junto a la puerta de acceso a la ciudad. Un recinto fortificado con tres torres, así como al menos dos baluartes para artillería.


En el s. XVIII el castillo había perdido cualquier utilidad militar como defensa la ciudad, quedando como un anacronismo medieval en mitad de un tejido urbano con el que poco tenía que ver. El foso se había convertido en vertedero y lugar de acumulación de aguas estancadas, la zona se había convertido en refugio de gente de mal vivir y peor obrar a juicio de los vecinos que elevaban sus quejas al municipio.
En 1718 se rellena el foso con escombros, algunos de ellos, partes demolidas del propio castillo en mal estado. La penuria del castillo en estado casi de abandono llega hasta 1752, cuando finalmente el Estado consigue destinar fondos a desarrollar una idea largamente esperada: convertir el castillo en cuartel para las tropas destinadas a la ciudad así como para tropa transeúnte, conservando algunas partes del castillo, como la torre circular, destinada a cocina y almacén. A esta importante remodelación debemos gran parte del aspecto actual del edificio.
Los problemas económicos hicieron que la obra se prolongara durante décadas, con sucesivas paradas y reactivaciones. A pesar de las continuas obras, desde 1756 el cuartel se encuentra en uso, acuartelando a diversas unidades, incluso a prisioneros franceses.

Tras la Guerra de la Independencia el edificio es ocupado de nuevo por los militares que lo mantienen como cuartel hasta que es cedido en 1932 como nueva sede para la Diputación Provincial. De nuevo se proyecta una importante reforma que afectará a todo el edificio, comenzando por los símbolos que ostentaba la fachada, tres esculturas de granaderos que situaban en las hornacinas que flanquean la entrada así como el busto de Carlos III que es sustituido por el reloj. En el interior se construirá un sótano, alcantarillado y cimentaciones y zócalos para los nuevos muros y columnas así como se incorporará un relleno para llegar a las rasantes de estas estructuras. También serán demolidos trozos de muralla que se conservaban para la nueva disposición del edificio.