lunes, 20 de octubre de 2014

Convento de San Francisco de la Alhambra (1924)


Varios años antes de la conquista de Granada, los Reyes Católicos habían prometido al Patriarca de Asís que un convento para su Orden sería el primero en establecerse en la ciudad.
Existía en este lugar un palacio nazarí similar al del Generalife pero a menor escala con su mirador y baños. Sobre él se construyó un convento con su iglesia, donde los franciscanos se instalaron en 1495.
La Reina Isabel la Católica estuvo aquí sepultada desde 1504 y su esposo el rey Fernando desde 1516, mientras  se estaba construyendo en Granada la Capilla Real.
En 1521 el Emperador Carlos V, nieto de los reyes, dictó una carta mandando trasladar sus restos a la Capilla Real.



En el ex Convento todavía queda, a memoria póstuma, la loza baza utilizada en el periodo que fue sepultada la Reina Isabel, y en un segundo tiempo, también el Rey Fernando:
LA REINA ISABEL LA CATOLICA ESTUVO AQUÍ SEPULTADA DESDE MDIV SU ESPOSO EL REY FERNANDO DESDE MDXVI TRASLADADOS SUS RESTOS A LA CAPILLA REAL EN MDXXI.
El Convento que hoy es Parador, también sufrió un gran trastorno y ruina durante la ocupación francesa. Fue finalmente restaurado en 1929. Del Palacio primitivo quedan pocos restos, pero sí los suficientes como para poder apreciar sus pasados tiempos de esplendor, ya que aquellos primeros ladrillos, de los que aún hoy algunos siguen en pie, fueron colocados allá por el año 1495.
El Parador fue inaugurado como tal en 1944.

domingo, 5 de octubre de 2014

Sala de las Camas del Baño Real de Comares (Alhambra)

Postal de 1906

La sala de reposo, llamada ‘bayt al-maslaj’ o Sala de las Camas, es una de las estancias más destacados del Baño Real de Comares,  y debe su nombre a los dos amplios aposentos, ligeramente elevados, que flanquean la estancia principal.


Es la primera estancia que nos encontramos al entrar en los baños, la sala de descanso o reposo después del baño.
Posee un espacio cuadrado en el centro, delimitado por columnas, en el que encontramos una fuente y galerías a su alrededor, así como un espacio abierto al piso superior, desde cuya galería se dice que el monarca se asomaba para ver a sus mujeres desnudas, y después lanzaba una manzana a aquella que había elegido para pasar la noche.